Karurickay en el idioma quechua significa "mirar mas allá"

domingo, 6 de septiembre de 2009

La Oroya, Peru: intoxicación por plomo y la metalúrgica de Doe Run Perú

En 1997, la Corporación Doe Run Perú compró el complejo metalúrgico de La Oroya en los Andes Peruanos. Como sucede en otros países, donde las plantas metalúrgicas han sido cerradas o reguladas estrictamente por razones ambientales, este complejo es una tremenda fuente de contaminación tóxica.
Los problemas respiratorios y la intoxicación por plomo y otros contaminantes están particularmente extendidos, y diversos estudios muestran que casi todos los niños de La Oroya están contaminados con niveles de plomo inaceptables. Muchos de estos niños recibirían ayuda médica inmediata o serían hospitalizados si se hicieran cumplir los estándares de salud internacionalmente aceptados. Dado que el plomo inhibe el desarrollo del cerebro, miles de niños dañados por la fundición de La Oroya quedarán afectados de por vida.
Desde 1998, AIDA ha implementado varias estrategias para proteger la salud pública en La Oroya. De manera reciente llevamos un caso y una petición de medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a nombre de habitantes locales. A través de un trabajo de medios y proporcionando información técnica y legal hemos educado a organizaciones locales, agencias del gobierno y la comunidad afectada, en lo que concierne a la contaminación y a los problemas de salud que la ciudad enfrenta.
La publicación de AIDA, titulada “La Oroya no puede esperar”, ayudó a dar inicio a la extensa campaña internacional para salvar La Oroya. Desafortunadamente, incluso después de reconocer esta emergencia y de recibir el llamado de Cortes nacionales, autoridades internacionales e incontables organizaciones e instituciones para que actúen, el gobierno peruano y Doe Run Perú han sido lentos en responder. Aunque se han realizado algunas mejoras ambientales, y ahora existen programas para asistir a algunos niños afectados, queda mucho trabajo por hacer para reducir las emisiones, limitar la exposición al plomo y otros contaminantes, y educar al público sobre los riesgos a la salud. Hasta que este problema se resuelva, AIDA continuará sus esfuerzos para asegurar que los derechos humanos a la salud, a la vida y a vivir en un ambiente sano estén protegidos en La Oroya.
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