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sábado, 19 de enero de 2008

Identificada una "firma" genética que se asocia al cáncer prostático

ONCOLOGÍA

Identificada una 'firma' genética que se asocia al cáncer prostático


La combinación de cinco alteraciones del ADN con el hecho de tener antecedentes familiares de la enfermedad multiplica por nueve el riesgo de sufrir este tumor masculino

Por: María Valerio


Las cinco mutaciones se pueden detectar en una muestra de sangre.
Una nueva investigación ha permitido descubrir cinco alteraciones genéticas relacionadas con un elevado riesgo de sufrir cáncer de próstata. En varones con antecedentes familiares de la enfermedad, tener estos cinco 'errores' cromosómicos dispararía sus probabilidades de desarrollar un tumor.

El hallazgo, publicado esta semana en la edición 'on line' de la revista 'The New England Journal of Medicine', ha sido posible gracias a la colaboración de un grupo de investigadores de la Universidad Wake Forest (EEUU) y científicos del Instituto Karolinska, en Estocolmo (Suecia).


RASTREO

Precisamente en Suecia se obtuvieron las muestras de casi 3.000 hombres con cáncer de próstata que fueron comparadas con las de 1.781 varones sanos. La búsqueda de posibles alteraciones genéticas, conocidas como polimorfismos de un solo nucleótido (SNPs, sus siglas en inglés) se centró en varias regiones del genoma que ya se habían relacionado con anterioridad con un aumento moderado del riesgo: tres en el cromosoma 8q24, una cuarta en el 17q12 y la última en el llamado 17q24.3

Y aunque cada uno de estos polimorfismos (pequeños cambios en diferentes posiciones de la cadena de ADN) de forma individual sólo aumentaba moderadamente el riesgo de sufrir un cáncer de próstata, se descubrió que el peligro era mucho mayor cuando se combinaban varios simultáneamente en un mismo individuo.

Según sus cálculos, las probabilidades de enfermar de los portadores de cuatro de las cinco alteraciones genéticas serían entrecuatro y cinco veces superiores. Cuando a esta ecuación se sumaba, además, otro factor de riesgo del cáncer de próstata ya conocido, como es tener antecedentes familiares de la enfermedad, el peligro se multiplicaba por nueve. El 46% de los participantes en el estudio cumplía ambos criterios, es decir, algún miembro de su familia había sufrido ya la dolencia y exhibía los cinco polimorfismos de un solo nucleótido, la variación genética más frecuente entre individuos.

Un portavoz de la Universidad Wake Forest ha asegurado, según recoge 'The New York Times,' que la prueba para detectar estas alteraciones en sangre podría estar lista en los próximos meses por un precio cercano a los 300 dólares (unos 204 euros). A pesar de este anuncio, un editorial que publica la revista muestra cautela sobre sus posibles aplicaciones clínicas y por el problema de sobrediagnóstico que podría generar. «No podemos extraer de estas conclusiones un test fácilmente aplicable a varones con alto riesgo de cáncer de próstata», explica en él Edward Gelmann, de la Universidad de Columbia (EEUU).

De hecho, recuerda que en el trabajo se diagnosticaron un 2% de casos falsamente positivos entre los voluntarios sanos. «Por lo que antes de que podamos hacer ninguna recomendación basada en estos cinco SNPs debemos confirmar el riesgo en un ensayo clínico con pacientes».
Un paso para desentrañar otro enigma tumoral

El cáncer de próstata es una enfermedad de enorme complejidad que aún no cuenta con herramientas idóneas de diagnóstico precoz, ni de pronóstico, para determinar cuál es la mejor opción terapéutica y predecir la respuesta. El nuevo trabajo representa, según reconocen sus autores, sólo «un primer paso» en el esfuerzo por desvelar las raíces genéticas del tumor. «Es posible que en el futuro podamos combinar la información sobre estos cinco polimorfismos con los antecedentes familiares para calcular el riesgo. Pero esta estrategia tendrá que ser demostrada», señalan.

Además, habrá que ver cómo se puede complementar con la que ofrece el análisis del PSA (antígeno prostático específico), que se emplea actualmente como marcador de riesgo.
Gelmann apunta en el editorial la necesidad de seguir buscando nuevos marcadores para perfilar el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento en función del tipo y el grado de agresividad del tumor de cada paciente: «Estas cinco variantes no nos permiten distinguir entre tumores indolentes y agresivos». Es decir, no despejan la duda sobre si la enfermedad avanzará de forma rápida o lo hará lentamente a lo largo de los años. La edad, la raza y los antecedentes son los indicadores que se usan hoy en día para estimar el riesgo y se sabe que un 10% de los casos tiene carácter hereditario.





Publicado en:

http://www.elmundo.es/suplementos/salud/2008/740/1200697207.html



Colaboración: Victor Nuñez Silvestre

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